El clima vuelve a poner en alerta a la Fórmula 1 de cara al Gran Premio de Mónaco. Las previsiones anuncian lluvia y posibles tormentas eléctricas durante la clasificación y la carrera, lo que añade un factor de riesgo en un circuito ya de por sí exigente. En una pista callejera como la de Montecarlo, los errores se pagan caros, y los equipos temen daños costosos en tiempos de presupuestos limitados. Ya ocurrió algo similar en 1996: una jornada caótica, con condiciones cambiantes, accidentes múltiples y una sorpresa histórica. Fue el único triunfo en la categoría para Olivier Panis y la última victoria para Ligier, en una carrera que solo tres autos lograron terminar.
Montecarlo no es una carrera más en el calendario. Forma parte de la prestigiosa Triple Corona del automovilismo junto a las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis. Solo Graham Hill ha logrado conquistar las tres. En aquella temporada de 1996, Michael Schumacher debutaba en Ferrari tras su paso por Benetton, pero eran Damon Hill y Jacques Villeneuve, con los Williams, quienes dominaban el campeonato. Schumacher marcó la pole número 12 de su carrera y alimentó la ilusión de la Scuderia. Pero la lluvia apareció entre el warm-up y la largada, y se permitió una sesión extra para ajustar los autos. No todos participaron: el italiano Andrea Montermini se estrelló en el túnel antes de largar y quedó fuera.
La carrera arrancó con 21 autos, pero solo 18 pasaron la primera curva. Jos Verstappen eligió neumáticos lisos y perdió el control en el asfalto húmedo. Los Minardi de Giancarlo Fisichella y Pedro Lamy colisionaron. Damon Hill superó a Schumacher, quien terminó contra el muro en la curva Mirabeau baja. “Fue una carrera de locos”, resumiría luego Panis. También Rubens Barrichello abandonó tras un trompo en La Rascasse. Y la lista de incidentes apenas comenzaba.
El liderazgo cambió varias veces. Damon Hill parecía tener el control, pero su motor Renault explotó en el túnel. “Quería ganar donde mi padre fue rey, pero no se dio”, lamentó. Jean Alesi heredó el primer puesto y parecía encaminado al triunfo, pero una falla mecánica arruinó su carrera. “Sentí algo raro atrás, entré y salí, pero el problema persistió. Tuve que abandonar”, explicó frustrado. Con Alesi fuera, Panis tomó la delantera sin imaginar que el podio estaba a la vuelta de la esquina.
Una victoria inesperada y única
Olivier Panis, que había tenido un toque con Eddie Irvine, lideró las últimas 16 vueltas y cruzó la meta sin creerlo. “No podía creer que iba ganando en Mónaco”, dijo. Detrás llegó David Coulthard con casco prestado por Schumacher, ya que los suyos habían sido robados. Johnny Herbert completó el podio gracias a una orden del equipo Sauber: Heinz-Harald Frentzen, su compañero y último en pista, fue llamado a boxes para evitar una pelea innecesaria.
Aquel 1996 quedó grabado como la única victoria de Panis en la Fórmula 1, y también como el cierre glorioso de la historia de Ligier, escudería francesa que había debutado en 1976. Desde Jacques Laffite hasta Patrick Depailler, Didier Pironi y el propio Panis, todos los triunfos de la escudería llevaron firma francesa. Hubo que esperar hasta 2020 para que otro piloto galo, Pierre Gasly, devolviera la Marsellesa a lo más alto del podio, esta vez con Alpha Tauri en el GP de Italia.